CLASIFICACIÓN DE LOS COSTES
Los costes se pueden clasificar atendiendo a distintos criterios, cada uno de los cuales irá vinculado a la implantación de uno u otro sistema de costes. Los criterios más comunes de clasificación de costes son los siguientes:
- Clasificación de costes según su naturaleza: podemos distinguir entre costes de materias primas, costes de mano de obra, costes de suministros, costes de amortización, etc. Esta clasificación no tiene otra razón de ser que la de clasificar en la contabilidad analítica los distintos gastos de la contabilidad financiera.
- Clasificación de costes según su incorporación o no a la contabilidad analítica: podemos distinguir entre costes incorporables y no incorporables. O, tal vez, lo más correcto sería hablar de gastos incorporables y gastos no incorporables, ya que esta clasificación surge de la necesidad de determinar qué gastos en la contabilidad financiera son costes en la contabilidad analítica. En un principio podemos pensar que todo gasto es coste pero, como veremos en un podcast posterior, no todos los gastos son coste, ni todos los costes proceden de un gasto. Finalmente, debemos recordar que para calcular el coste de nuestros productos o servicios, así como la cuenta de resultados analítica, trabajaremos con dichos costes, nunca con gastos.
No todos los gastos de la contabilidad financiera, son costes en la contabilidad analítica. Del mismo modo, trabajaremos con costes en la contabilidad analítica que no procedan de un gasto en la financiera.
- Clasificación de costes según destino: podemos distinguir entre costes directos (se identifican claramente con los productos) y costes indirectos, que no se identifican claramente con el producto. Existen también los costes semi-directos, que son aquellos que se identifican con algunos centros de coste pero no con el producto.
A efectos prácticos, un coste directo es aquel para el cual la empresa sabe, sin hacer cálculos muy elaborados, cuánta cantidad de coste utiliza por unidad de producto fabricado. Los más comunes son: la materia prima y la mano de obra directa. Ejemplo: para producir ½ kilo de queso utilizo 1 litro de leche (MP). A esta relación se le conoce como relación técnica.
Para los costes indirectos, no conocemos dicha relación y debemos usar algún método de costes para poder imputarlos a los productos.
- Clasificación de costes atendiendo a su comportamiento: de acuerdo a las variaciones de producción podemos distinguir entre costes variables y costes fijos, que son independientes del volumen de producción.
En la práctica, los costes variables son aquellos cuyo importe depende del nivel de producción: cuánto más producimos, más coste tenemos. Los costes fijos son lo contrario: su importe no está relacionado con el volumen de producción. Esto no quiere decir que su importe no varíe a lo largo del tiempo, pero no depende de lo que produzcamos.
También existen los costes semifijos como los costes de personal. Ya que hasta un importe determinado tienen un componente fijo y, a partir de dicho importe, ya se convierten en variables porque, debido a un aumento de la producción, debemos contratar más personal.
- Clasificación atendiendo a la función que tienen en la empresa: podemos referirnos a costes de aprovisionamiento, costes de comercialización, costes de transformación, etc.
Las tres clasificaciones de costes más importantes son: por destino, comportamiento y función. Usaremos una u otra dependiendo del sistema de costes a implantar.
Estas clasificaciones de costes son importantes ya que, como veremos posteriormente, cada una de ellas va ligada a un sistema de costes distinto, los cuales, nos permitirán calcular el coste de nuestros productos o servicios respondiendo a la necesidad de información de cara a la toma de decisiones que vayamos a adoptar.
En siguientes vídeos o podcasts iremos profundizando en cada uno de ellos.