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Las empresas hortofrutícolas se caracterizan porque se dedican al envasado de hortalizas o frutas. Su proceso productivo se compone del procesamiento de la materia prima tratada y metida en conserva junto con otros costes del proceso productivo. Durante el mismo, hay dos factores a tener en cuenta: el peso neto que se obtiene y las roturas que se producen, sobre todo, en los envases y etiquetas.

En cuanto al reparto de todos los costes, éste se realizará a través de unidades de obra, siendo las más significativas el peso neto escurrido obtenido y el número de botes fabricados.

A la hora de valorar los distintos factores de coste hay varios puntos a destacar:

1. Los costes de inicio de campaña se integran como un coste más dentro de los costes incurridos dentro del periodo que estemos analizando.

• Para las amortizaciones de los elementos afectos al proceso productivo, tendremos en cuenta la subactividad, imputando como costes de producción la amortización que se corresponda con el volumen realmente trabajado. La unidad de obra para medir la capacidad de cada sección variará en función de cada inmovilizado afecto y qué se procese en él.

• En cuanto a las roturas, la empresa debe tener un porcentaje de rotura normal establecido respecto a la producción obtenida final. De este modo, medirá si las roturas o pérdidas reales sufridas en cada periodo han superado, o no, dicho límite. De esta forma mediremos los costes de calidad y no calidad de los siguientes factores: botes, tapas y etiquetas.

Esta valoración se realizará con cada uno de los productos envasados. Por tanto, la empresa deberá tener identificados los costes a imputar a cada producto, para trabajar de manera separada con cada uno de ellos.

Finalmente, en cuanto a la estructura de la cuenta de resultados, presenta la siguiente estructura: