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Cuando medimos el impacto de la subactividad, así como desviaciones en eficiencia, hay dos conceptos importantes a tener en cuenta, aunque en realidad sólo es uno dividido en dos: la actividad normal y la real.

• Actividad normal es la actividad a realizar si se trabajara a pleno rendimiento, descontando las paradas por razones técnicas y reparaciones.
• Actividad real es la actividad efectivamente trabajada.

En ambos casos, tanto la actividad normal como la real se miden en unidades de obra, que debe ser la misma por cada centro de costes.

La dificultad en este apartado reside en definir la actividad normal. ¿Cuál es la actividad normal de una empresa u organización? La empresa puede considerar, por ejemplo, que puede llegar a implantar 3 turnos de 8 horas de trabajo y que, por tanto, su actividad normal serían 24 horas diarias. Pero tal situación podría considerarse irrealista o utópica.

Por tanto, la definición de la actividad normal de una empresa u organización debe realizarse por consenso y por sentido común. Lo lógico sería establecer 8 horas diarias de trabajo si es lo que realmente tiene planificado trabajar. De este modo, si hay épocas en las que se trabaja por encima de esas horas, la empresa tendrá cuantificada la sobreactividad en la que incurre, algo que también puede suceder.

Lo importante a la hora de definir dicha actividad es el objetivo que perseguimos con la contabilidad analítica, que es la cuantificación de los costes de una manera detallada. En este caso, queremos medir el impacto de la sub o sobreactividad. Por tanto, como actividad normal debemos establecer aquella que, en caso de trabajar por debajo o por encima de la misma, nos permitiría tener este coste diferenciado.