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Las empresas siempre desean ser lo más rentables posibles y uno de los puntos para llegar a serlo es conocer qué cantidad de cada producto, y con qué prioridad, debemos producir para obtener el mayor beneficio.

Las empresas comúnmente calculan su rentabilidad a través del margen de contribución, es decir, restando al precio de venta los costes directos. O bien, restando al precio de venta los costes de las materias primas. Esta forma es la elegida básicamente porque son datos que la empresa ya tiene calculados y puede conocer dicho margen.

Lo primero que debemos preguntarnos es si este margen es el correcto para tomar esta decisión: la de establecer un programa de producción que establezca un orden de jerarquía de productos. Como vimos en un post anterior, el sistema de costes a aplicar para tomar dicha decisión es el sistema de costes variable o direct-costing.

Por tanto, lo que primero debemos hacer es calcular el coste variable de nuestros productos. Una vez calculado debemos calcular el margen bruto, es decir, el precio de venta menos el coste variable. A modo de ejemplo:

Una empresa tiene la siguiente demanda de productos, que no llega a fabricar, cuyo margen bruto es el siguiente:

El siguiente paso es….una vez tengo calculado el margen bruto, ¿es tan sencillo como establecer una escala de producción desde el producto con más margen al producto con menos margen?, la respuesta es no. Lo que debemos hacer es obtener el margen bruto por recurso escaso.

Para esto debemos conocer en qué fase de nuestro proceso productivo tenemos el recurso escaso, es decir, la fase que nos limita la cantidad total de producción a obtener ya que rindiendo a pleno rendimiento, como mucho podemos fabricar lo que nos permita dicha fase, aunque en las demás nos sobre capacidad.

Una vez identificada dicha fase debemos calcular el recurso escaso que cada producto necesita (medido en horas máquina, horas hombre, kw consumidos, etc). Y, después, dividir el margen por unidad entre dicho recurso escaso por unidad. De esta forma obtendremos el margen por recurso escaso que obtenemos con cada producto.

A modo de ejemplo:

De esta forma tenemos que nuestro programa de producción óptimo comprendería todas las unidades que podamos fabricar de los tres productos en el siguiente orden:

• B
• C
• A

De tal forma que una vez producidas todas las unidades del B pasemos al C y así, sucesivamente.

Lo que no lleguemos a fabricar, debemos subcontratarlo.