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Como decíamos en el vídeo de los sistemas de costes, muchas empresas consideran que deben de tener en cuenta todos los costes para el cálculo de sus productos porque consideran que, de no hacerlo así, tomarán decisiones equivocadas. Sin embargo, esta decisión no es siempre la adecuada ya que el sistema de costes industrial tiene una serie de limitaciones.

Imaginemos que una empresa, que tiene que decidir si sigue fabricando o no un producto en base a la rentabilidad precio-coste, presenta la siguiente cuenta de resultados analítica por cada producto que fabrica:

Si tomáramos la decisión de fabricar o no un producto calculando el coste unitario por el sistema de costes industrial, tomaríamos la decisión de eliminar el producto C de la empresa, ya que como el coste es superior al precio de venta, si dejamos de producirlo eliminaríamos dichas pérdidas.

Sin embargo, este no sería el resultado de tal decisión ya que, al eliminar la fabricación de un producto, eliminaríamos los costes variables asociados al mismo, pero no los costes de estructura o fijos, que la empresa distribuye entre todos los productos que fabrica.

Dicho de otro modo, la cuenta de resultados de la empresa por producto, en caso de dejar de producir el producto C, quedaría como sigue:

Por tanto, la empresa pasaría a tener un déficit precio-coste con el producto C de -3,80 euros a -11,20 euros. O, dicho de otro modo, la parte de costes fijos o estructura que una empresa imputa al producto C, pasarían a ser imputados al resto de productos, pero no desaparecían de la estructura de la empresa. Por este motivo, tomar la decisión de fabricar o no un producto tomando como base el sistema de costes industrial, nos llevaría a una decisión que reduciría los beneficios de la empresa.

Sin embargo, si nos apoyamos en el sistema de costes variable para hacer el análisis, tendríamos el siguiente resultado:

Para conocer el coste de los distintos productos tomamos únicamente los costes variables. De esta forma, si comparamos el precio con dicho coste vemos que, en todos los casos, los productos de la empresa son rentables para ella.

Entonces, ¿cómo afecta en los resultados de una empresa que tenga un producto cuyo precio sea mayor que sus costes variables pero inferior al coste industrial? Afecta aportando un margen que le permite cubrir parte de los costes fijos, aunque no todos. Esto repercute en la cuenta de resultados incrementando los beneficios o reduciendo las pérdidas.

Por tanto, debemos seguir fabricando dicho producto a no ser que éste pueda ser sustituido por otro que aporte un margen bruto mayor.

Mientras el precio de venta sea mayor que el coste variable, debemos seguir fabricando un producto u ofreciendo el servicio. Al menos, hasta que encontremos un producto con un margen bruto mayor, para sustituirlo.

Ahora bien, ¿qué puedo hacer si el mercado me demanda este producto y no puedo dejar de fabricarlo?

A esta pregunta se puede contestar con distintas alternativas y, cada una de ellas, iremos viéndolas en sucesivos contenidos.